Reflexiones sobre el Amor Divino
En esta escritura, se exploran las profundas conexiones entre el amor, la fe y la espiritualidad. A través de experiencias personales y la relación con Dios, se destaca la importancia de cuidar a los demás y de encontrar paz en la vida cotidiana. Se invita a reflexionar sobre el significado de la bendición y el impacto del amor en nuestras vidas
"Lo sé, Señor".
Esta mañana 2025_07_19_sab_13_57_32
Dios muy temprano,
sentado en un banco de madera con apoyabrazos,
al lado de mi cama
llamó mi atención, despertándome.
Lo he observado,
y se iluminó la habitación
desapareciendo en la luz
todo alrededor.
Solo nosotros dos.
Lila dormía a mi lado,
se da vuelta
y continua descansando.
cerca de las 06:50 y hasta las 07.23.
Dios me ha hablado y.
me ha dicho:
"Luis aún no está hecho".
"Lo sé, Señor!", le he respondido.
La humanidad quedará a mi cuidado los próximos dos mil años.
Mi alma y mi espíritu están siendo forjados aún.
He hablado con Dios y le dije:
"¡Señor! Los amo y los cuidaré, y Tú me ayudarás a guiarlos hacia Tu paz y amor."
Me esfuerzo cada día por elevar mi alma, y no me es difícil lograr llegar al final.
Y mi Padre, cuando me dice
"Aún no está hecho", y sonríe.
Sabe que a veces me detengo o doy un paso atrás, porque aún no deseo irme.
Dios sabe que los amo,
que disfruto estar entre ustedes,
compartir momentos, cada vez más breves,
porque últimamente andan muy apurados
y se pierden de disfrutar la vida.
Adoro a mis nietos;
adoro en demasía
el sonido de la palabra "abuelo"
saliendo de sus bocas.
A mis 65 años, aún puedo ayudar.
Sirvo a algunos que se acercan y les ofrezco una palabra de aliento.
Cuando era joven, me angustiaba ver la injusticia y la maldad;
para mí siempre fueron tan visibles, incluso aquellas maldades tan escondidas.
Ahora, siendo viejo, me siento igual que cuando era joven respecto al mal.
Mi cuerpo ha envejecido;
este traje ha cumplido años,
pero mi alma es la de un niño
y puede distinguir
el mal al instante en cualquier variante,
incluso la más sutil,
y reacciona corrigiendo ese mal.
"Aún no está hecho",
y no porque no esté hecho,
sino por el amor de Dios,
de mi Padre,
que me observa
y me permite continuar a vuestro lado.
Adonde voy,
Él va conmigo
y bendice mis pasos,
cada metro de tierra que piso,
cada mano que toco al saludar,
cada alma con la que hablo.
Y es tan fuerte esa bendición
que ellos
que todos ustedes,
se la llevan consigo
y la transmiten a todos aquellos
con los que tratan.
Solo dos cosas deben saber:
Si su alma no está con el Padre,
la bendición de Dios vuelve a mí.
Y para transmitirla a quienes ustedes traten, una vez que esté con ustedes, deben sentir, deben amar como los amo, como Dios los ama, deben tomar como vuestra el alma frente a ustedes y pensar en ellos con amor, reconociendo que reciben la bendición, y sabran en esos momentos, el hermoso instrumento del Padre, en que se han convertido.
Luego,
en vuestros amor,
miren como llega el amor de Dios Padre,
observen el amor de Dios.
Un hombre de 92 años me dijo hace dos noches:
"Luis, yo nunca he podido llorar, nunca se me ha caído una lágrima."
Y me vio mientras las lágrimas caían de mis ojos por él.
Estas lágrimas son por todos,
y créanme que verán
que no son mías
y no son de dolor;
son de mi Padre,
son de Dios
y son de amor,
son la bendición del Señor Dios,
por sobre la humanidad.
"Amor, fe, esperanza y conexión."